Las lluvias torrenciales que han azotado el país en los últimos días han dejado una huella devastadora: 47 personas fallecidas y 259 localidades incomunicadas en cinco estados. El impacto se ha sentido especialmente en Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Puebla y Chiapas, donde los deslaves, inundaciones y cortes de energía han afectado gravemente a miles de familias.

La Coordinación Nacional de Protección Civil informó que “se han registrado 47 personas fallecidas y 259 localidades incomunicadas en cinco estados del país”, y que se mantiene el despliegue de brigadas para atender a las comunidades más afectadas.

En Guerrero, uno de los estados más golpeados, se reportan daños en carreteras, viviendas y sistemas de agua potable. En Veracruz, las lluvias provocaron el desbordamiento de ríos y afectaron cultivos, mientras que en Oaxaca y Puebla se han documentado deslaves que han bloqueado caminos rurales, dejando a poblaciones enteras sin acceso a servicios básicos.

Las autoridades han activado refugios temporales y continúan con labores de rescate, aunque el acceso a algunas zonas sigue siendo complicado. “La prioridad es salvaguardar la vida de las personas y restablecer la comunicación con las comunidades aisladas”, señalaron voceros de Protección Civil.

Este tipo de fenómenos, cada vez más frecuentes e intensos, han reavivado el debate sobre la necesidad de contar con mecanismos de respuesta más sólidos y fondos específicos para atender emergencias climáticas. Expertos y activistas insisten en que el cambio climático está intensificando los riesgos y que es urgente fortalecer la infraestructura y la prevención.