La deuda estatal pasó de un saldo de 15,167,226,291 pesos en el segundo trimestre de 2025 a 15,404,229,530, motivado por el uso de 267,362,731 pesos de las dos líneas de crédito autorizadas por la 66 Legislatura por 1,100 millones de pesos.

La salida de Jesús Lavín Verástegui de la Secretaría de Finanzas de Tamaulipas deja la Administración de Américo Villarreal Anaya con números que descansan más en el incremento de recursos federales y con un cierre negativo que, lejos de ser producto de una gestión transformadora, se explica en buena medida por el incremento de las participaciones federales que recibió el estado tras la llegada de Américo Villarreal Anaya, en contraste con los años de estancamiento durante el gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca.

• Participaciones federales al alza: En 2019, el primer año de presupuesto para Tamaulipas bajo un gobierno federal emanado de Morena, el monto total de transferencias —etiquetadas y de libre disposición— fue de 53,773,415,222 pesos. Para 2022, último año de Cabeza de Vaca, la cifra ascendió a 57,816,908,252 pesos, un aumento nominal de 7.52%. En 2025 bajo la Administración de Villarreal Anaya, el total de recursos federales alcanzó 66,752,419,726 pesos, lo que frente a 2022 refleja un incremento nominal de 15.45%.

• Dependencia de la Federación: Buena parte de los logros atribuidos a Lavín descansan en esta dependencia estructural de las transferencias federales, recursos de libre disposición que sostuvieron nómina, gasto corriente y programas sociales.

• Reestructuración de la deuda: Bajo su gestión, se decidió reestructurar la deuda pública, extendiendo los plazos de pago. El crédito más largo, que vencía en 2040, fue renegociado hasta 2048, lo que significa que al menos dos administraciones adicionales seguirán pagando compromisos adquiridos hoy.

• Crecimiento reciente de la deuda: Lejos de reducirse, la deuda estatal mostró un repunte en el último tramo de su gestión: entre el segundo y el tercer trimestre de 2025 aumentó en 267 millones de pesos, debido al uso del ejercicio de recursos de las dos líneas de crédito autorizadas por la 66 Legislatura por 1,100 millones de pesos.
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El paso de Jesús Lavín Verástegui por la Secretaría de Finanzas deja más preguntas que certezas: ¿hubo realmente disciplina fiscal o simplemente se administró la bonanza de recursos federales y se hipotecó el futuro con una deuda que ahora se pagará hasta 2048? Su “legado” parece ser menos el de un estratega financiero y más el de un administrador de coyunturas externas y compromisos diferidos.